viernes, 3 de febrero de 2012

Los trabajos de Heracles (Hércules)

Heracles era hijo de Zeus. Tenía un hermano Euristeo, que se había convertido en rey por la ayuda de Hera. Cuando Heracles era adulto, en un ataque de locura mató a unos familiares suyos. Los dioses le encargaron hacer penitencia, así que encargaron a Euristeo que le mandara diez trabajos. El primero fue matar al león de Nemea y desollar lo. Este monstruo tenía una piel muy gruesa, y ni las espadas ni las flechas podían herirle. Para matarlo recibió un pensamiento enviado por Atenea, que le dijo que estrangulase al león. Una vez hecho esto, se encontró con el problema de desollar lo. De nuevo recibió la ayuda de Atenea, que le dijo que usase las propias garras del león. Le mostró la piel a Euristeo, y la usó como armadura. La segunda prueba fue matar a la Hidra de Lerna, que cuando perdía una cabeza le salían dos más en el lugar del muñón. Recibió la ayuda de su sobrino, que le dijo que cauterizase la herida para evitar la salida de las cabezas. Cuando la mató, bañó en su sangre venenosa sus flechas. Pero Euristeo declaró que como había recibido la ayuda de su sobrino esta prueba no contaba como una de las diez. La siguiente prueba fue capturar vivo al jabalí de Erimanto. este era un enorme jabalí muy salvaje. Antes de capturarlo fue a visitar a un centauro llamado Folo. Este último le invitó a beber vino. Los vapores del vino atrajeron a otros centauros, a los que Heracles tuvo que eliminar con sus flechas envenenadas. Por desgracia Folio cogió una de las flechas tan torpemente que se hizo un pequeño rasguño y murió. Tras enterrarlo, Heracles fue hasta la morada del jabalí y lo capturó tras varias horas, lo sujetó con cadenas y se lo llevó vivo a Euristeo. La siguiente prueba fue capturar viva a la cierva de Cerinia, una de las ciervas que Artemisa capturó para su carro y la única que escapó. Heracles la persiguió durante un año, , y no la atrapó hasta que está se detuvo a beber en un arroyo. Heracles no podía ni matarla ni derramar una sola gota de su sangre, así que disparó una flecha (sin envenenar) a las patas de la cierva, que atravesó sus huesos y tendones, y no derramó su sangre. La siguiente prueba fue limpiar los establos de Augías. Augías tenía la mayor cantidad de ganado del mundo, y sus establos nunca habían sido limpiados. Para limpiar los establos Heracles desvió el curso de tres ríos que estaban cerca al establo, que no tardaron en limpiarlo. Cuando enseñó a Euristeo su trabajo, este dijo que no valía porque los ríos eran quienes habían limpiado el establo, así que le impuso otra prueba más, completando las doce. La sexta prueba fue matar a los pájaros del Estínfalo, unas aves carnívoras de excrementos venenosos. Heracles vio que las aves eran muchas, y que su fuerza no servía para nada. Estaba en esta situación cuando Atenea le entregó un cascabel de bronce para auyentar a las aves. Así lo hizo él, y las aves se alejaron para no volver jamás. Algunas aves llegaron al palacio de Euristeo, y Heracles las volvió a espantar con el cascabel. La séptima prueba fue capturar al toro de Creta. Para capturarlo Heracles se subió a su lomo y lo condujo hasta la morada de Euristeo, que lo liberó. Al final Teseo lo consiguió matar.  El octavo trabajo fue capturar a todas las yeguas de Diomedes. Éstas eran unas yeguas muy feroces que su amo alimentaba con carne humana. Antes de capturarlas, Heracles les dio a su perverso amo para que se lo comieran, tras lo cual se volvieron mansas y Heracles se las pudo llevar. La novena prueba fue conseguir el cinturón de Hipólita. Algunas versiones cuentan que Hipólita se enamora de Heracles, y le entrega el cinturón, y en otras se lo roba. La décima prueba fue capturar el ganado de Gerión. Éste era un monstruo con tres cuerpos unidos por la cadera. Cuando Heracles le arrebata el ganado. Gerión le ataca, y para vencerlo le atravesó los tres corazones con una flecha con la sangre de la Hidra. Tras esto se lleva el ganado, pese a los intentos de HEra para que no lo consiguiese. El undécimo trabajo fue robar las manzanas del jardín de las Hespérides. Estas eran unas manzanas doradas que daban la inmortalidad. Pertenecían a Hera, y puso como guardianes a las Hespérides y a un dragón de cien cabezas. Para llegar al jardín primero a un dios marino para que le revelase su situación y después mató al dragón y se llevó las manzanas, que Atenea devolvió a su lugar. La última prueba fue capturar al can Cerbero. En algunas versiones lanza una flecha a Hades y  obliga a Cerbero a seguirle y en otras le pide a Hades prestárselo un momento, y Cerbero le sigue docilmente.

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